Aportes del yoga al estudio de contextos educativos.
En el desarrollo y aplicación de la ciencias de la educación existe un amplio acuerdo que consiste en la necesidad de considerar el contexto como elemento protagónico de todo acto educativo. Distintos autores, líneas y escuelas aceptan la importancia de considerar las condiciones de los individuos participantes como esenciales para tener procesos educativos exitosos.
La educación está relacionada con el estudio del ser humano y como ciencia humana permite un amplio desarrollo en teorías y conceptualizaciones, de ahí que encontrar acuerdos en terminología sea mucho más difícil en relación a campos del saber como la matemática, la física, la química y otras afines. Esto a la vez un defecto y una virtud.
Como defecto presupone la dificultad de avanzar hablando un mismo lenguaje, como virtud, permite ser adaptada de manera constante. Y es así como también se corre el riesgo de caer en dos extremos: por un lado tratar de imponer un modelo buscando universalidad y por el otro extremar la libertad hasta el punto de que cada elemento sirve sólo para un momento particular. Y es justo para mediar entre estos dos extremos en donde se acepta el contexto como ese elemento que me permite tener una conexión con lo universal sin descuidar mi aplicación particular. Como el famoso aforismo de McLujan: “Piensa global, actúa local”.
Desde el yoga se sugiere un elemento que viene a complementar el estudio de cada contexto y es el considerar las necesidades perennes de los individuos, considerar su características generales: su estado condicionado en sus cuerpos humanos y su búsqueda de un sentido superior.
Sólo al considerar la condición humana en su totalidad podemos entender elementos como su búsqueda de placer y su necesidad de sentido. Cuando la educación abandona estos elementos muchos otros elementos desde el mundo comercial, con la búsqueda de sus propios intereses y su dinámica de competencia desbocada entran a llenar este vacío.
Si bien es esencial conocer el contexto específico en donde se va a desarrollar un proceso educativo también es vital conocer el contexto perenne de los seres humanos. El contexto perenne es aquel que no cambia así cambie el tiempo y que está ligado no sólo a cuestiones como solidaridad y búsqueda de felicidad y bienestar sino a preguntas relacionadas con el ser y su existencia. Para esto es vital entonces escuchar y conocer las experiencias de los practicantes de yoga y en general de todos los saberes ancestrales.
La falta de atención a la naturaleza del ser humano deja los procesos educativos invariablemente bajo un contexto incompleto. En muchos casos las experiencias educativas se hacen entonces simplemente anecdóticas o en muchos casos llenas de falsas promesas. Anecdóticos porque solucionan problemas tan específicos que sólo son útiles en su momento específico y llenos de falsas promesas porque cuando se amplía el alcance de las soluciones desde lo anecdótico hacia la búsqueda de un bienestar más amplio y universal, tal definición de bienestar viene definido en conveniencias a corto plazo.
El estudio del contexto perenne, de la propia condición humana, es sin duda una tarea compleja. Quizás por ello no es considerado de forma rigurosa. Es decir: quizás haya un acuerdo sobre la dignidad y los derechos fundamentales pero nada más que eso. Y esto genera un gran vacío porque profundizar en el conocimiento del ser es esencial. Sólo al considerar la condición humana en su totalidad podemos entender elementos como su búsqueda de placer y su necesidad de sentido. Cuando la educación abandona estos elementos muchos otros elementos desde el mundo comercial, con la búsqueda de sus propios intereses y su dinámica de competencia desbocada entran a llenar este vacío.
En la tradición del yoga y otros saberes ancestrales tales preguntas se mantienen al orden del día. El estudio de textos como el Bhagavad Gita nos pueden entregar un excelente entrenamiento en la inclusión del contexto eterno. En el Bhagavad Gita se presenta un circunstancia particular: una guerra fratricida que es abordada desde el contexto particular y desde el contexto perenne. Este contexto no puede venir solamente de la experiencia de un individuo en particular sino que debe tener conexión con el conocimiento entregado por el universo y experimentado de forma constante por muchos practicantes. Es acá donde el yoga nos invita a considerar elementos de aprendizaje más allá de los sentidos, y la importancia de la enseñanza basada en la relación maestro-discípulo.
Sin entrar en detalle en la educación en el yoga se pretende dejar señalado que vale la pena complementar la lectura del contexto dando una mirada a aquellos que se han esforzado por comprender al ser humano más allá de sus circunstancias actuales entregando un proceso educativo más sólido e impactante, siendo capaz de abordar sin censura todas las circunstancias del ser, desde cómo aprender a amarrarse los cordones hasta el sentido de su existencia.